El principio del saber.

«Todo el que disfruta cree que lo que importa del árbol es el fruto, cuando en realidad es la semilla. He aquí la diferencia entre los que creen y los que disfrutan»

Nietzsche.

Jacques Lacan -el mítico psicoanalista francés- dentro de su amplio aporte al psicoanálisis, desarrolló un concepto  importante para el trabajo analítico: el sujeto-supuesto-saber, que básicamente consiste en la creencia que el analizado tiene acerca de lo que el analista “sabe” de su persona[1], una especie de fe o esperanza, de algún modo paranoica, de que el otro, el analista, sabe o conoce per se de las características más intrínsecas del sujeto.

De forma paralela, podríamos decir, que este fenómeno se presenta más allá del «sujeto en análisis»; por ejemplo: cuando asistimos a una conferencia, damos algún discurso, clase, o exposición; pues por lo regular los espectadores o la audiencia, tienen cierta devoción, por escuchar lo que el ponente tiene preparado, lo que sabe, o cuando menos lo que pensamos y creemos que domina como experto. Una verdadera ventaja en un ambiente mucho más abierto y socializado que en el ámbito analizado-analista, pues el ponente cuenta con una suerte de beneficio de la duda, que ahora, bien podríamos llamar beneficio del sujeto-supuesto-saber.

Como puede entreverse, de algún modo, la suposición del saber absoluto del otro, resulta ser un tipo de ilusión que realizamos de manera implícita; sin darnos cuenta creemos falsamente en el saber del otro; suponemos, en forma de nube, de manera simbólica; esa ilusión está en el limbo de la imaginación; suele considerarse, entonces, a los expertos con capacidades mayores a las posibles en la realidad.  Es probable que el supuesto experto no sepa más que un pepino de lo que pensamos (suponemos) conoce.

En la exitosa serie televisiva de zombies The Walking dead, en la temporada 4 y 5 este personaje "engaña" a los protagonistas; lo ayudan a sobrevivir, pues es el experto que conoce el secreto para "acabar con el desastre de walkers". En uno de los capítulos de la temporada 5, la presión de todos los sacrificios hechos para su supervivencia terminan por hacerlo confesar del fraude y las mentiras que había fraguado, justificándose en que buscaba sobrevivir y hacer que de paso quienes le ayudasen también  lo lograran. Imagen tomada de: http://grist.files.wordpress.com/2014/11/eugenemullet.jpg?w=1536&h=864&crop=1

En la exitosa serie televisiva de zombies «The walking dead», en la temporada 4 y 5 Eugene Porter «engaña» a los protagonistas; estos lo ayudan a sobrevivir, pues es el experto que conoce el secreto para «acabar con el desastre del virus que provoca que los humanos se conviertan en walkers«. En uno de los capítulos de la temporada 5, la presión de todos los sacrificios hechos para su supervivencia terminan por hacerlo confesar del fraude y las mentiras que había fraguado, justificándose en que a pesar de mentir, en realidad buscaba sobrevivir y hacer que de paso quienes le ayudasen también lo lograran.
Imagen tomada de: http://grist.files.wordpress.com/2014/11/eugenemullet.jpg?w=1536&h=864&crop=1

El saber que se tiene, como se ha dicho, puede ser simplemente una suposición. Con el pasar de los tiempos, un saber que inquieta desde hace mucho, es la idea del hombre;  la cual, en la historia, se ha ido cubriendo, reubicando, contrastando y transformado de múltiples y numerosas cualidades, de distintas implicaciones: desde las nociones conservadoras que encontraban la explicación del Hombre en fuerzas místicas externas a él, hasta los enfoques de sectores innovadores-críticos-revolucionarios que rechazan  la visión dogmática y anti-humana de las visiones hegemónicas, convirtiéndose en una especie de “disidencias de pensamiento” -irrupciones, acontecimientos-, en arietes de las concepciones eternas e inamovibles, despertando a su paso una negatividad reaccionaria que se funda en los motivos conservadores de mantener el orden de las cosas, instituciones y relaciones sociales; no a muchos les conviene repensar, sobre todo si lo tienen todo.

Hay un Copérnico, Kant, Hegel, Marx, Nietzsche, Darwin, Bohr, Einstein o Freud, en cada una de las oportunidades de disidencia en los sistemas de pensamiento humano. Estos críticos del orden establecido,  han provocado un cambio en la perspectiva del hombre, pues gracias a los “shocks” a su ego, se ha podido identificar con el otro, se ha ubicado de mejor modo en el espacio que ocupa dentro del universo, y además conoce y comprende, o al menos debería hacerlo, a lo que le rodea, algo más allá de su ser. En suma, son ejemplos de quien «no se traga» las convenciones establecidas, superan la comodidad de repetir, o simplemente replicar lo ya dicho, lo ya teorizado, lo ya pensado. Indispensable pensar y repensar, para no comprarle el humo al supuesto genio. Cuidado con lo que creemos, y en quien creemos, que casi siempre lo volvemos realidad.


[1] Jacques Lacan, en Seminario 9: La identificación. Edición web: http://www.tuanalista.com/Jacques-Lacan/13409/Seminario-9-La-Identificacion-pag.13.htm

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